miércoles, 31 de agosto de 2011

Participa y comparte.


Este foro es tuyo, como sobreviviente, como profesional de la salud, si estas interesado en participar activamente por favor solo tienes que mandar un correo a: adame.miguel@yahoo.com.mx solicitando la posibilidad de publicar en el.

MUCHAS GRACIAS.

martes, 30 de agosto de 2011

¡Vamos, pasa la página y decide darte otra oportunidad!


Abrirse a los demás es un camino que se recorre poco a poco, pero que vale la pena. Por alguna razón colocas un gran muro entre ti y las personas que te rodean, lo que impide relacionarte con ellas. Además, con tu actitud defensiva, evitas cualquier clase de comunicación o de contacto social. Si crees que es mejor suponer que te sucederá lo peor, para protegerte y así evitar sufrir en el futuro, te perderás todo lo bueno que también ocurre a tu alrededor, inclusive de la oportunidad de conocer personas diferentes afines contigo, que te valoren y te traten con respeto.

Lo primero que debes hacer es desmontar este muro, tienes que empezar a desarrollar conductas que te permitan adquirir seguridad y autoestima. Necesitas aprender a compartir tus opiniones y puntos de vista, a expresar tus sentimientos, a pedir ayuda cuando la necesites y aceptar halagos. Hazlo poco a poco, perdona a todos aquellos que alguna vez te hicieron daño, decide pasar la página, y deja de ser tan dura contigo y con las demás personas; aprende a confiar, pues hay mucha más gente agradable y buena en este mundo de la que tú crees, y estás perdiéndote la oportunidad de conocerlas. Sonríe, sé tú misma, aprende a decir que no y a poner límites cuando lo consideres necesario. Recuerda que eres tú quien va a enseñarle a los demás cómo van a tratarte.

Tener pensamientos de fracaso, de víctima es una forma de sabotearte la oportunidad de cambiar y de construir la vida que quieres y mereces. Corta el cordón emocional que te mantiene atada a esas personas que tienen tanto poder sobre ti y asume la responsabilidad de hacer el trabajo necesario para recuperar el control de tu vida.

¡Tú puedes salir de cualquier situación por más difícil que esta sea! La vida está esperando por ti, para darte todos los regalos esenciales que mereces. ¡Vamos, pasa la página y decide darte otra oportunidad!




Cuando las situaciones difíciles se presentan generalmente nos toman desprevenidos y por eso nos golpean y afectan tan profundamente.

En la mayoría de los casos nos sentimos abatidos, desanimados, perdidos y hasta descorazonados; pensamos en que no seremos capaces de superarlas, nos resistimos a aceptar lo sucedido porque no encontramos una razón de peso que justifique lo que pasó. Y mientras más intentamos analizarlo, más nos hundimos; buscamos culpables, como si de esta manera pudiéramos suavizar nuestra experiencia, lo que debilita nuestra capacidad de afrontarla con valor y determinación para resolverla y superarla lo más pronto posible y así quedarnos con el aprendizaje que pueda dejarnos.

Yo he decidido interpretar las situaciones difíciles como una oportunidad que nos da la vida de detenernos para reflexionar, revisarnos, aprender, hacer cambios, tomar decisiones, soltarnos o, simplemente, poner en práctica toda la teoría que tenemos acerca de cómo debemos afrontarlas, manejarlas y superarlas. Pero, como buenos humanos, tenemos un ingrediente emocional que lleva a quedarnos atrapados en el sufrimiento que pueden causarnos los cambios, las pérdidas y los miedos a los que nos vemos enfrentados cuando estamos atrapados en un momento difícil.
Cuando las situaciones son inevitables, porque no pueden cambiarse o porque su solución está en manos de otros debemos aprender a aceptarlas, para que podamos vivirlas con valor y entrega, abiertos y dispuestos a superarlas y aprender de ellas con la determinación de no permitir que nos afecten profundamente. Las situaciones difíciles siempre se presentarán, lo importante es que con cada experiencia ganemos confianza, aceptación, valor, determinación, serenidad y voluntad para afrontarlas de una mejor manera.

Cuando en lugar de reaccionar emocionalmente a lo que sucede, lo hacemos con una mente clara, objetiva y serena, logramos ser más asertivos al momento de actuar para tratar de afrontar y resolver la situación. Así, conseguimos tomarnos el tiempo para digerir y analizar lo que nos pasa, buscar el consejo de otra persona que por su experiencia pueda orientarnos y poner en práctica el conocimiento o las herramientas que tenemos.

Algunas de las claves para lograrlo
Acepta lo que no puedes cambiar. Esto significa ser capaces de soltar aquello que no está en nuestras manos y que depende de otros o de las circunstancias y ocuparnos sólo de lo que en realidad podemos hacer, decidir o resolver.

Ponte en acción. Las situaciones difíciles deben afrontarse y resolverse inmediatamente. No lo postergues pensando en que tal vez cambien o se resuelvan por sí solas en el tiempo.

Busca personas positivas que te apoyen. Es más sencillo cambiar nuestro estilo de vida si nos apoyamos o acompañamos de personas positivas y entusiastas que deseen lo mejor para nosotros.

Claves para transformar tu actitud.


"Una autoestima baja puede llevarnos a soportar situaciones y condiciones negativas para nosotros, al pensar que no seremos capaces de superarlas"

Si crecimos en una familia donde se buscaba un culpable de todo lo negativo que sucedía, en lugar de ofrecer soluciones a esos conflictos para que no se repitieran y pudiéramos sacar algo positivo de esa experiencia, seguramente aprendimos a defendernos y a repetir frases como: "Yo no fui", "yo no estaba ahí"... porque en realidad no éramos responsables de lo que había pasado y en lugar de ganarnos una disculpa y una frase de reconocimiento, nos regañaban y hasta castigaban sin razón o simplemente porque, si cometíamos un error involuntario, no había espacio para decir la verdad y tener la oportunidad de corregirlo sin que recibiéramos una reprimenda.

Aprendimos a vivir a la defensiva, sin darnos cuenta de que, muchas veces, esta actitud nos lleva a reaccionar tan agresivamente como lo hacen aquellas personas de las que supuestamente nos defendemos. Es posible que al hacerlo nos sintamos justificados, ya sea porque el otro comenzó la discusión, porque nos ofendió o porque estamos tan acostumbrados a que nos ataquen y traten de culparnos por algo que no hemos hecho, que ya simplemente reaccionamos en automático, sin conciencia de lo que hacemos o decimos para defendernos.

Tendríamos que reflexionar sobre nuestro comportamiento defensivo, sin justificarnos, de forma objetiva y realista, para descubrir qué lo origina y si a través de él podemos realmente solucionar o aclarar el conflicto que enfrentamos, porque, quizás, pudiéramos agravarlo con nuestra reacción y actitud. Mientras tengamos una disculpa para actuar como lo hacemos no cambiaremos nuestro comportamiento y, lo más grave, no evitaremos que vuelva a repetirse.

Recuerda que serás tú quien tenga que asumir el control y la responsabilidad de la situación, pues sólo a través de la voluntad, el valor, la determinación y la perseverancia podrás resolverlas y superarlas para experimentar la plenitud que da poner nuestros asuntos en orden y en paz.

Claves para transformar tu actitud.

Perdona y suelta. No puedes seguir viviendo en función del pasado. Vamos, es tiempo de pasar la página tomando lo mejor de todo lo que viviste y mirando hacia el presente con una actitud mucho más positiva. 
No permitas que el pasado doloroso se interponga entre tú y la felicidad, perdona, aprende y sana.

No buques las tentaciones. No te expongas a aquellas situaciones que te son difíciles, creyendo que puedes hacerlo solo y sin salir herido de ellas. 
Mantén la distancia con aquellas personas que te afectan, mientras te fortaleces internamente, para poder enfrentarlas cuando te sientas preparado para resolverlas y superarlas.

viernes, 26 de agosto de 2011

RECORDAR PARA SANAR, CARTA DE CONFRONTACION AL ABUSADOR

Dedicado a Alma

No voy a engañarme. Me queda camino por recorrer para lograr mi ser pleno y autentico. He luchado, en muchos momentos muy sola y en otras con mucho apoyo. Me pregunto cada día ¿llegaré algún día a la plena armonía y equilibrio en mi día a día?.



Me conozco, ya tengo bastantes años encima y solo puedo decir que nunca perdí la esperanza. Y sé que lo voy a lograr y que voy dando pasos y voy caminando y vivo a pesar de ese pasado. Se puede, sí, con mucho coraje, constancia, valentía, sinceridad con una misma, aceptación de lo que ya nunca recuperaré -no tendré una familia propia, no seré madre, no rescataré ni recuperaré tantas etapas que se resbalaron como una pastilla de jabón- pero el esfuerzo personal, las enseñanzas de mi padre ya fallecido, de algunos miembros de mi familia que siento cerca, ese gran esfuerzo en hacerme comprender por cercanos y amigos, o simplemente por ser escuchada sin más...todo esto me ha ido salvando. Sigo recibiendo espacios de respiración tranquila, sonrisas, sentido del humor y disfrute.





He logrado hacer desaparecer síntomas que me atormentaron durante muchos años, algunos como por arte de magia se fueron tras mi año de intensa terapia. Yo pensaba que era mi forma de ser, mi estado propio, mi personalidad la que me hacía pensar y actuar de aquel modo. Se aprende muchísimo de una experiencia tan terriblemente dolorosa y confusa para una niña en pleno desarrollo.





Claro que se puede!!...¿Cuándo?...cuando la telaraña familiar la vas analizando, escudriñando, comprendiendo y vas con ahínco rompiendo silencios, normas sociales y tabúes; cuando el terror se transforma en fuerza, en poder sobre una misma; cuando decides que quieres vivir y no sufrir más y que mereces que te quieran con tus defectos y virtudes; cuando dejas de hacerte daño directa o indirectamente, consciente o inconscientemente; cuando perdonas a quien te apetece perdonar porque ya lograste entender su comportamiento, su actitud y empatizas, te colocas en su lugar con la justa perspectiva; cuando descubres las maravillas que te rodean, las buenas personas que casualmente o no van cruzándose en tu camino y que son reales, no ficción ni inventos chinos; cuando recobras el sentido de realidad y afrontas tu pasado con un “par de ovarios”; cuando te importa “un pito” lo que puedan llegar a pensar los demás si necesitas hablar, desahogarte y cuentas lo que crees necesario en ese momento. Las supervivientes pueden ofrecer muchos “cuando”. Descubre los tuyos y comienza.



Las secuelas de abusos sexuales alargados en el tiempo - 18 años en lo que he llegado a recordar- y por parte de dos familiares cercanos (mi abuelo y un primo hermano), son comparables a las personas que han vivido experiencias traumáticas de guerra o exterminio en campos de concentración. Es fuerte escuchar esto. Lo pienso y me quedo paralizada al mirarme al espejo, y sentirme viva. Con dolores por superar, pero viva; con recuerdos que a veces llegan cuando menos los deseas, pero VIVA!!. Nada puede ya conmigo. Claro que caigo, resbalo, vuelvo a caer pero siempre me levanto y cada vez con más fuerza.... Os aseguro que una vez comienza la recuperación y coges al “toro por los cuernos” cualquier cosa ya la PUEDES SUPERAR. Cualquier cosa ya te puede pasar pero seguirás VIVIENDO Y SONRIENDO ANTE LOS MÁS PEQUEÑOS DETALLES Y DISFRUTANDOLOS. Es una habilidad que las supervivientes desarrollamos. Apreciar y gozar con los más pequeños detalles. Porque hemos sufrido tantas carencias afectivas, secuelas y confusiones que una vez superas parte de tu ser auténtico, te sientes feliz con lo pequeño, lo más insignificante lo disfrutas elevado a la máxima potencia.





Es cierto en mi caso. Nunca terminas de olvidar las caricias sucias, grises, negras; los regalos engañosos de quien decía quererte y siempre termino hiriéndote y haciéndote sentir de lo más pequeña, inferior, invisible, indeseable. No olvidas pero cada vez duele menos; digieres, aceptas y se minimiza y reduce el dolor y malos recuerdos.



Ahora siento mi piel suave, bonita, limpia; esa piel que "toquetearon" siendo una muy pequeña, muy buena, muy inocente, muy crédula ya es otra, se ha convertido en piel de seda. Y las sucias caricias quedaron enterradas en el baúl oscuro de un desván cerrado ya a cal y canto.



Recuerdo, entre otras miles de aberraciones, caricias y torturas que se agolpaban en mí traducidas en ofensas físicas y psíquicas, maltrato lleno de arrogancia, de humillaciones y prepotencia por el poder del abusador frente a un niño o adolescente inocente, sin posibilidad de huida. Confusión, miedo, terror, amenazas de muerte, comentarios soeces, miradas capciosas y erotizadas. “¡Qué asco como rechupeteabas la cuchara y me mirabas de aquella manera!”. Aprendí a rehuirte. Me repugnabas.



Recuerdas querido abuelito cuando me cantabas “Susana tiene un secreto, un secreto tiene Susana, solo lo sabemos los dos, la, la, la”, y permanecías cerca de mí con aquella sonrisa grotesca y complacida observándome a ver cómo reaccionaba.



Y cuando me repetías al pillarme a solas, “¿quién se ha tragado el palo del molinillo?”, frase que se repetía en mi pequeña cabeza y que hasta de muy adulta no llegué a comprender. Sí, sí!!! eras sibilino, querido abuelito, ¡cómo te salías con la tuya!, te ocultabas como un zorro, eras un gran profesional de la pederastia, del abuso al menor…nunca te pillaban, nadie podía imaginar quien eras en realidad.



Eras como mi guardaespaldas, siempre persiguiéndome, entrometiéndome en mi vida; entrometiéndome con mis amigos, sobre todo, en la adolescencia cuando por lógica de edad había chicos a los que les gustaba y me “tiraban los tejos”. Aparecías por todos los rincones de la casa, de mi dulce hogar y eso que era inmensa –un alivio por otra parte.



Maldito el día que por defender a la abuela de ti, de tus cabreos, de tu maltrato psicológico hacía ella, mi madre, tu hija decidió que vivieras con nosotros y mi padre construyó un apartamento en aquel segundo piso de nuestra casa, hogar cálido hasta tu aparición. Todos los días estabas allí. Todos los días tenía que verte y silenciar ante tantas amenazas. Te soportamos sin remedio porque mi madre quiso defender a su madre, una mujer espléndida, simpática, dulce y generosa sin saber que por otro lado llevaba al calvario a sus propias hijas. Nos jodiste desgraciado.



Ahora también comprendo porque muchos momentos en soledad los disfruto como oro. Aunque por suerte sigo necesitando a mis amigos, a mi gente, a los que no conozco siquiera y me lo encuentro vendiendo en un comercio. Disfruto mucho a solas y mucho con la gente. He tenido la suerte de viajar mucho, con poco dinero pero he podido conocer la riqueza del ser humano, las buenas personas que se pueden encontrar en mil rincones de nuestro amplio planeta. Gracias a ti he conocido mucho mundo, buscaba respuestas, cambio de ambiente, aire, aire, aire!!!. He conocido a muchas buenas personas, muchas más de las que pudieras llegar a creer que han sabido quererme y respetarme como merezco, como merece cualquier ser humano. Fuiste todo lo contrario a lo esperable de un familiar cercano que debía quererte como el que más, protegerte, educarte y dar ejemplo de entereza y humanidad.



Pero sabes, querido abuelito, no pudiste del todo conmigo porque desde muy pequeña intuía tu maldad, tus engañosas sonrisas, tus sucios regalos y desde muy, muy pequeña me defendía de ti. Fui aprendiendo a ocultarme, a poner pestillos por todas partes, a esquivarte, a inventar salidas para escapar, a cerrar ventanas, a defender a mis hermanas de tus garras, a mis amigas a quienes también les hacías cosas y a muchas perdimos por tu culpa…los roperos fueron otra salvación, las escondidas debajo de las camas, de las mantas, detrás de las puertas de los dormitorios y baños.



Desgraciado abuelito, tengo tu cara grabada…detrás de las ventanas de mi habitación cuando hacía las tareas del colegio pero no lograste que tu incesante persecución afectara a mis estudios, todo lo contrario, fueron también mi salvación y me concentraba de tal manera para olvidarte que sacaba las mejores notas.



Tengo tu cara grabada asomado a la ventana de mi baño… que cuando menos podía esperarlo se abría y escudriñabas mi voluntad, mi cuerpo…animal!. Pero, tantas veces pude contigo y no lograrte tus propósitos. No imaginas la satisfacción que sentiría en estos momentos si pudiera verte y decirte a la cara las millones de veces que me libre de tí. Te atravesaría con mi mirada hasta desfallecieras de vergüenza.



Naciste en una familia acomodada, tenías mil posibilidades, tu padre ya pude averiguar que era un médico muy prestigioso pero con una doble cara de asustar. También ya sé que te maltrató físicamente…pero siempre me queda una pregunta por contestar. Si viviste un calvario esos años de tu vida y sabías del sufrimiento, ¿por qué fuiste capaz de continuar ya de adulto haciendo daño infinito a tantas mujeres y niñas, a nosotras: tus nietas, dos de tus hermanas, tu cuñada, y quién sabe a cuántas otras más?. Qué torpeza, qué abominable fuiste!!!!



Éramos las más indefensas, ¿verdad?, los más inocentes, los más manipulables, ¿verdad?. Yo he sufrido tu despiadada maldad pero jamás se me pasaría por la cabeza hacerle daño precisamente a los más débiles o vulnerables. Todo lo contrario. Delante de mí ni a un animal se maltrata, salgo en su defensa.

Estoy feliz porque has muerto y también fueron muriendo con tu desaparición los tantos daños que me hiciste a tantas y a mí…y dejo de lado a mi santo padre porque eso no lo soporto…fuiste tú participe de su muerte hace 17 años. Eso jamás te lo perdonaré desgraciado, eso lo llevaré conmigo hasta que me marche de este mundo. Lo mataste, lo destrozaste cuando llego a sus oídos lo que habías hecho con nosotras durante todos aquellos años y bajo su casa, en donde te acogió con toda la bondad, sensibilidad y cariño que pocas veces he visto en un hombre. Tú lo mataste. Maldito, lo mataste y cambiaste el rumbo de nuestra familia, mi padre era la columna vertebral, era toda humanidad: amigo, padre, confidente. Si hay Dios que te perdone, yo simplemente te ignoro. Y pido perdón a mi padre porque se fue sin ser su momento y esa culpa –sin ser realmente mía- me ha pesado como una cruz.



Viviste irresponsable, malévolamente y como te dio la gana, pensando solamente en ti y tus aberraciones Tus frustraciones las descargaste sobre los más inocentes: mujeres y niños!!. Y decían, quienes no te conocieron que eras muy inteligente, trabajador, generoso, bondadoso…eso me contaron, que la iglesia estaba a rebosar cuando te llegó la muerte. Moriste un 11 de agosto, el día de mi santo. Mi padre me prohibió que bajara a Cádiz a tu entierro, yo estaba en Salamanca estudiando. Luego me contaron esto de que la gente te elogiaba y que parecías el mismo papa de tantas bonitas palabras y llantos que recibió tu cuerpo ya inerte. Bonita frase, tu cuerpo inerte!!!, inerte!!!. Me gusta. ¡Cuántas veces sueño con un micrófono en mi mano hablando en tu funeral de la verdad, de todo lo que fue en realidad tu vida, de a cuantos maltrataste, destrozaste, marcaste, cuántas vidas rompiste a trozos y sin remordimiento alguno!. Lo digo y me cuesta muchísimo creer que todo fue realmente como lo cuento. Pero ya no estás y eso es gracia bendita aunque yo sea agnóstica por convicción.





Pero, abuelito, he podido salvarme. No te has salido con la tuya, y hasta me has hecho fuerte, ¡que lo sepas!. No lloro por ti lo hago por otros. Tu no mereces ni una pequeña lágrima.


NO TENGO MIEDO. HE GANADO y muchas y muchos como yo también ganarán. ANIMO A TODAS Y A TODOS.

CARPE DIEM (Vive el día a día)

Susana

jueves, 25 de agosto de 2011

Algún día, y solo algún día, la bomba explotará y me sentiré libre.


Se me hace dificil saber que el verano va dando sus ultimas pinceladas. Agosto termina y con ello un año más cae encima de mí. Suena cruel dicho de esta forma, y más en una chica de mi edad, cuando todos en mi lugar estarían deseando de que este día tan [i]especial[/i] llegase, yo deseo y grito en silencio que pase corriendo, sin enterarme, sin que la gente se detenga en felicitarme.

Miro hacia atrás y no puedo ver ninguna última semana de agosto feliz, ni sonriente tan si quiera, no soy capaz de encontrar "algo" que me llene de alegría en una semana que debería de estar llena de ilusión por ver como te van a felicitar, te van a ver crecer y te van a dar regalos por ello.

Ya no entro en las disputas que siempre había en casa entre mis padres justo en ese día, haciéndolo aún más triste, tampoco insisto en los enfados con las amigas por no querer ir a celebrar un día como ese.

Solo recuerdo que algo se apodera de mi, que me siento vacia, sucia y con frío en mi interior. No me explico aún, como puede ser, que un acto ocurrido hace tantos años, aún pueda apoderarse de esta manera de una persona, después de todo, es solo un recuerdo ¿No? Un recuerdo que cada noche se convierte en realidad, pero que al abrir los ojos, se esfuma como la niebla primaveral.

¿Por qué he semi-olvidado los abusos, pero no la violación? No entiendo que no pueda olvidar aquel acto que fue una vez, por alguien no cercano a mí  y que los abusos, los cuales se repitieron durante años, puedan hacerse un rincón del olvido hasta que salen de nuevo a la luz de vez en cuando.

Siento que me muero un poco más cada vez que llega la ultima semana de agosto, y es que, no sé si me da miedo a crecer, o si el miedo es que esa niña haya quedado tan atrapada dentro de mí, que ahora, con los 21 que se avecinan, le de miedo de hacerse ver.

Me gustaría poder sonreir  y poder decir que he disfrutado al máximo de mi cumpleaños, pero me temo que sé que no será así. De primeras, mañana he de ir a una cena por obligación en la que "celebraremos" mi cumpleaños, la razón de adelantar este acontecimiento: uno de mis abusadores no puede estar en mi cumpleaños porque se va de vacaciones y nadie se ha molestado en preguntarme cuándo y con quién quiero pasar ese día.

Algún día, y solo algún día, la bomba explotará y me sentiré libre.

ANÓNIMO.